Por Una Vida en Rebelión...

Pues las cosas no pintan muy bien:

Uno de los clavitos de vladito se cayó. Lo peor de esto es que no lo estaba poniendo solo. Pero bueno, los clavos se caen... nosotros no.

Es difícil tratar de mantener la calma cuando, una vez más, la intolerancia se encarga de acabar con el balance que uno busca tan desesperadamente.

Ya lo he mencionado antes... ¿cuál es el costo de vivir una vida no prediseñada?
Ando enojado, frustrado, todo... no soy el único, pero si he tratado de plantearle a todos los demás involucrados que estas cosas pasan, que se vuelve cotidiano y que debemos acostumbrárnos a ello.

Pero, la verdad, ya no creo en mis propias palabras.

Ahora me lanzo a mí mismo una pregunta (si alguien quiere tratar de responderla, es bienvenid@):

¿Por qué?

¿Por qué carajos debo de acostumbrarme a los complejos de la gente?
¿Por qué chingaos debo entender a los que no me entienden?
¿Por qué tengo que ser paciente ante los impacientes y tolerante ante los intolerantes?
¿Por qué debo aplacarme al miedo ajeno?
Asi que, igual y es el puro coraje, pero...

¡Ya básta!

Infiel a mis nuevas creencias, no estoy dispuesto a ser paciente ante los que me tratan de loco por no creer o vivir como toda la demás gente:

Es la última vez que me quedo callado ante la intolerancia... la solución: facista con los facistas.

Ni modo árbol de la meditación: tendré que arrancarte las ramas de la tolerancia al prójimo para defenderte de los tigres que amenazan tus raíces.

Y, por insurrecto que suene, y en las dimensiones y trascendencias que sea, invito a tod@s a hacer lo mismo.

...

¿Nos tienen miedo?

Les daremos verdaderos motivos para hacerlo...